viernes, 29 de mayo de 2015

El círculo se cierra

Voy a ser breve pero conciso. Las buenas compañías influyen mucho en la forma de ser, en las necesidades, y en los gustos. Siempre es bueno ampliar un poco las miras, aunque no demasiado o del todo. Y eso he hecho al descubrir por divina providencia varios aspectos comunes en obras totalmente distintas, alguna de las cuales no formaba parte de mi repertorio, incluso hasta el día de hoy. Gente que se haya perdido y haya acabado aquí; gente que va a disfrutar del círculo cerrado del arte. Del arte musical.




jueves, 11 de septiembre de 2014

Un verano alocado

Junio. Se acaban las clases, los estudios, o en mi caso particular, las prácticas. Llega el día en el que dan un papel, y sin más, todo acaba. Otra generación que ha obtenido un título más para su colección, en general. Tras casi un año de arduo trabajo la mayoría de los estudiantes de 17-18 años tienen su título de bachillerato, un premio a su dedicación que les abre las puertas de la universidad, de la libertad que proporciona vivir por primera vez bajo un techo no regentado por la propia familia, y antes de todo eso, de un verano repleto de emociones encontradas. La euforia por haberse quitado un peso de encima que se hacía todavía mas difícil de llevar conforme acechaba el final a la vuelta de la esquina, cada vez más cerca. La alegría -o nostalgia, pero no es mi caso- por abandonar de una vez ese instituto en el que se han pasado grandes y no tan grandes momentos durante los últimos 6 años, dejando atrás a todos esos profesores buenos y no tan buenos, cabrones y no tan cabrones, y a todos los compañeros y/o amigos que se han quedado ahí por las circunstancias que sean. La tristeza porque va a ocurrir lo indeseado, lo repudiado pero inevitable: la marcha de los amigos a sus respectivos lugares de estudio, todos ellos repartidos de forma exagerada por la geografía española, dejando entre sí distancias insalvables excepto en fechas muy marcadas como navidad, tal vez semana santa, y cómo no, el siguiente verano.

Al principio siempre se toma como un verano más, otro de tantos. El tiempo se dedica a estar con los amigos principalmente, también a descansar, algunos lo aprovechan con hobbies que por culpa de los estudios no se han podido permitir como leer, escribir, hacer deporte, seguir una serie, escuchar música y tantas otras cosas que la gente disfruta mucho más sin tener que preocuparse por los estudios. Unas cuantas veces a la piscina, otras tantas a las casas de campo, entre unas cosas y otras siempre hay un viaje, una visita, algo distinto, especial, que sólo se hace en verano. Por otro lado, unos cuantos días en los que nadie parece existir, los planetas se alinean y todo el mundo parece ponerse de acuerdo para desaparecer del mapa y no dejar rastro. En ocasiones amontonados, otras veces aislados pero no por eso menos desagradables.

El verano es una montaña rusa de estados de ánimo en toda regla. En un periodo de tiempo relativamente corto se puede pasar de la completa felicidad a un desánimo capaz de hundir a cualquiera en la miseria. Personalmente, no sé si compensan esos viajes a Mora y Madrid, Alicante, y Albacete, o esos días de piscina, todos los cumpleaños celebrados, y por qué no, todas esas noches memorables que han acabado con 4 o 5 personas como máximo gritando por la calle que siempre acaban los mismos y los demás son unos aburridos. ¿Por qué? Más fácil imposible. Todos estos momentos son segundos en comparación a esas tardes de siestas alargadas adrede, de películas vistas en casa más por aburrimiento que por placer. Son historias tan perfectas como cortas, que preceden a un declive emocional digno de una tarde lluviosa de domingo, con película dramática de Antena 3 y helado incluidos.

Es fácil tildarme de pesimista y cerrado, y francamente, también es algo acertado, porque es lo que soy. En una mente como la mía lo bueno solo perdura en las fotos, los billetes de tren y bus (los cuales guardo como buen nostálgico que me considero a la hora de pensar en mis viajes), y lo malo se extiende en el tiempo pero de manera intermitente, esfumándose en los buenos momentos que por fortuna ocurren, aunque no tan de vez en cuando como me gustaría.

Realmente, ese estado de ánimo en auge sólo ha logrado extenderse a ráfagas aisladas en todo el verano, y en todo caso no se ha prolongado mas de 4 días seguidos. Siempre se acababa lo bueno, y aparte, siempre había algo por lo que sufrir un bajón más allá de la vuelta a la normalidad. Supongo que el hecho de ser un jodido pesimista aumenta la probabilidad de que aparezca uno de estos hechos que tocan la moral y algo más cuando no hay algo emocionante que vivir, y que su efecto aumenta aun siendo cualquier nimiedad.

A pesar de todo este follón de días solitarios, aburrimiento e incluso bajón, no me arrepiento de nada de lo ocurrido. Es cierto que esos momentos buenos no compensan todo lo malo ni de lejos, pero unos existen en complemento a otros, por lo tanto sólo puedo aceptar los hechos acontecidos este verano y agradecer a... la vida, que me haya dado la oportunidad de disfrutarlos.

Por todos los viajes habidos y por haber, por todas las excursiones, todas esas noches reconfortantes, por esa feria vivida de una manera distinta, por ese baño nocturno improvisado con quienes ya lo saben y como ya saben...


lunes, 21 de abril de 2014

Love's dark side

El lado oscuro del amor, para los menos entendidos en el idioma anglosajón. Porque lo hay. Todo tiene sus pros y sus contras, y el sentimiento más fuerte sufrido por la raza humana no se iba a librar de los inconvenientes por muy bonito que parezca.

Al principio siempre es todo perfecto. El cerebro vive en una nube constante, olvida todo lo malo que ocurre en el mundo y se centra en ser feliz de manera irracional. Porque existe alguien que comparte un sentimiento contigo, y te gusta disfrutarlo, explotarlo y hacerlo saber al mundo, manifestarlo sin pudor. La gente sonríe al ver como la felicidad de una pareja embriaga empalagosamente el aire a más no poder. Es tal la satisfacción que sólo apetece disfrutarla con esa persona, porque los demás no proporcionan el mismo placer y tampoco es que pinten mucho ahí mirando un espectáculo personal y privado.

Transcurren los meses, y cada vez apetece más estar el mayor tiempo posible con esa persona. Bonitas veladas, momentos de pasión exacerbada, paseos de horas que parecen durar minutos... Definitivamente no se puede ser más feliz con alguien. Los demás van evaporándose en la mente, dejan de tener importancia y se van al banquillo, porque el once de gala lo puede formar perfectamente una sola persona que para ti vale por infinito o incluso más.

Ves agonizante como los días de la semana pasan lentos, los minutos parecen durar horas y el momento de ver a la verdadera estrella que ilumina tu día nunca llega. Hasta que amanece el viernes y pasan las 6 horas en esa prisión educativa que tanto tiempo con tu pareja te roba. No tardas en buscar su nombre en WhatsApp, si no está online se le da una llamada perdida para que se conecte cuanto antes. Te apetece ver a esa persona, y sólo a esa. Por el típico grupo de amigos la gente dice de quedar esa misma tarde, pero ellos no entienden la espera que has tenido que sufrir, así que te limitas a no contestar porque además todos obvian lo que pretendes hacer.

Al final han sido tan sólo 2 horas, una miseria después de tanto tiempo esperando. El sábado habrá que recuperar el tiempo perdido por la tarde, y si no parece suficiente, por la noche. Ya habrá tiempo de ver a los demás un rato entre medias, lo justo y necesario. O si hay que quedarse más tiempo, no vas a pasarlo precisamente con las manos cruzadas o hablando de cosas irrelevantes e insustanciales con esos sujetos. Porque esa persona está ahí, y cada minuto que pasas sin ella es un lastre imposible de soportar.

Efectivamente, la tarde no ha podido ser mejor. Has ido a su casa donde habéis visto una película a medio, y la habéis tenido que dejar porque vuestras ganas han podido con vuestra paciencia. Ese maldito largometraje de más de hora y media era demasiado para vuestros cuerpos. También decían hoy algo de salir por la tarde en el dichoso grupo de WhatsApp, pero al final se ve que ni uno ha pisado la calle, seguramente porque no se han puesto de acuerdo los suficientes. Malditos lerdos, con lo fácil que es, vosotros quedáis sólo 2 personas y ellos que son más y lo tienen extremadamente sencillo para organizarse y salir por ahí a dar una puñetera vuelta no son capaces ni de concretar una hora.

Además, habéis decidido que hoy toca (otra) cena juntos. Algo sencillo, un bocadillo en su casa o en un bar barato, lo justo para pasar más tiempo con esa persona sin que nadie os moleste. Y para qué avisar de ello, si lo que pretendéis es cenar en pareja, no que vengan los solterones de lujo a fastidiar la armonía del ambiente tan perfecto que siempre os rodea. Y ya se verá si salís, supones que sí, pero nunca sabes cual puede ser el postre de la cena, y si va acompañado de café, copa y puro. Tal vez un ratito para no quedar mal, pero os vais pronto para seguir disfrutando de esa tranquilidad que tanto os place.

Una hora. Una jodida hora en ese pub del infierno, aun encima te has tenido que tomar una cerveza, menudo coñazo. Menos mal que ha habido algún momento en el que te han dejado de hablar y has podido disfrutar de esa persona durante un ratito más, con un apasionado beso que te ha transportado al paraíso en el que no podías estar en ese instante. Por suerte, se pusieron a jugar a los dardos y te pudiste ir sin armar demasiado alboroto, a acompañar a esa persona a casa. O eso es lo que dijiste a los demás, porque en realidad tardaste como dos horas en llegar a tu cama para, por fin, descansar.

Domingo... este día por narices lo usa la gente para hacer los deberes o estudiar. Pero vas a darte prisa en hacerlos para pasar la tarde entera disfrutando todavía más de esa persona. Porque te lo has currado y te lo mereces. Y crees saber a ciencia cierta que nadie va a querer salir ni está desocupado. Y aunque estuviera libre, ¿qué más da? Tú con tu tiempo haces lo que te sale del alma, no tienes que estar buscando a los demás, si quieren algo ya lo dirán. Y si lo dicen a una hora que no te viene bien... Mala suerte para ellos. Es el último día que vas a poder estar en compañía de tu pareja hasta el viernes, y nadie te va a impedir hacer lo que te plazca. Que se echen la manta encima y se pongan a ver las películas de Antena 3.

[And so on, and on, and on...]

3 x 2 + 1 = SHIT

jueves, 27 de marzo de 2014

Amistades pasajeras

En este mundo hay muchos mitos por ahí rondando. El flechazo al amor verdadero, los amigos "forever and ever you and me", la Ruta 99... Nos gusta vivir rodeados de vanas ilusiones que en cierto modo dan sentido a nuestra existencia. Así como la gente que tenemos a nuestro alrededor.

Pero... a nuestro alrededor, ¿durante cuánto tiempo? Los amigos son esos que llevan toda la vida contigo. O puede que sean esos con los que ya no hablas desde que acabaste los estudios, pero te caían bien. O tal vez los que se juntan ahora contigo a tomar café los fines de semana. A lo mejor todavía no los has conocido, y van a ese viaje por Andalucía que vas a hacer esta semana santa.

¡Un momento! ¡Pero si los del café de los sábados los conociste en el hotel de Benidorm! ¡Y los de la paella de todos los domingos en un crucero por el Mediterráneo! ¡Ay, madre mía! Ahora que lo dices, antes solías ir los sábados a la casa de campo de la pareja que visitó contigo Barcelona hace menos de un año. ¿Qué habrá sido de ellos? Hostias. ¿Y de aquellos críos que se recorrieron Cantabria a la vez que tú?

Joder, joder... ¡JODER! Si todos eran grandes amigos tuyos, ¿qué cojones ha pasado aquí? Estuviste a punto de liarte con la cuñada del que estaba en la playa de Poniente en Benidorm, pero no quisiste porque te esperaba aquella pelirroja en Santander para "if you know what I mean", y quien sabe si algo más. ¿Y al final en qué quedó? En nada, como de costumbre.

Aquella exuberante chica de cabellos cobrizos se cansó de esperar tu llegada desde tan lejos, mientras tú te dabas el lote con Montse por las ramblas de Barcelona, y un carterista hacía su agosto contigo. Hablando de Montse... ¿Qué habrá sido de ella? Quedaste con volver a verla el siguiente verano, pero estuviste muy ocupado por tierras alicantinas, ya más cerquita de casa. Aquella "amiga" tuya, Guiomar... Otra que tal baila. No se si seguirá esperando tu llamada o habrá caído en la cuenta de que ya te da igual.

¿Y qué me dices de aquella polaca? Estuviste muy simpático con ella los primeros días, hasta que mencionó aquello de que le gustaban las chicas... Mierda, tío, las tanteas a todas y cuando queremos darnos cuenta las has mandado a tomar por saco y los demás nos quedamos como estamos. Tan amiguitos, tan amiguitos, que al final eres amigo de todo el mundo, y de nadie.

A todo esto... ¿Qué tal con tu novia? ¿Cómo pensáis celebrar vuestro séptimo aniversario? [...]

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Divagación, crítica... Cada uno que lo interprete como quiera. No es real, pero es como la vida misma. No es lógico, pero se hace como si fuera lo más normal del mundo. Lo más curioso de este ficticio personaje es su afán por quedar bien por todas esas "amistades y más que amistades" pasajeras, al margen de que la relación se hubiera ido al garete porque se dedicaba a ir de juego en juego, dejando las demás partidas pausadas... Hasta que se fue la luz, y se borraron las partidas porque no se había molestado en guardarlas.